En la introducción del libro "Teoría del desarrollo capitalista", el autor estadounidense, Paul M. Sweezy, habla de la relación entre economía política y las relaciones sociales. Empieza diciendo que "la sociedad es algo más que un número de individuos. Es un número de individuos entre los cuales existen ciertas relaciones precisas y más o menos estables". La sociedad es de una u otra manera, dependiendo del carácter y forma de estas relaciones. El objetivo de las ciencias sociales es estudiar estas relaciones. Aunque esta afirmación sea obvia hay que tenerla en cuenta; menospreciar lo obvio acarrea consecuencias negativas.
¿Entonces, la economía política estudia las relaciones sociales? Utilizando un libro escrito por el profesor, Lionel Robbins, pretende sacar conclusiones de carácter más general sobre la forma de que tienen l@s economistas de ver las relaciones sociales. "La definción de Economía que lograría más adeptos ... es la que la relaciona con el estudio de las causas del bienestar material". Esta definición es tan generalista que podría definir muchas ciencias. Robbins la rechazó. En su lugar, habla de "el caso del hombre asilado que divide su tiempo entre la producción de un ingreso real y el placer de ocio". (Tal como parece ilustrar la novela "Robinson Crusoe"). Después llega a definir la economía política como "la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios limitados que tienen diversa aplicación".
Para Sweezy, esta definición no guarda una relación muy fuerte con la que debería tener un campo que estudia las relaciones sociales. Más bien, parece tratar de la conducta humana en general. Esta perspectiva de la "economía política" pretende adecuarse a cualquier forma de sociedad. En este sentido, Robbins dice que la teoría del valor en el sentido general, puede aplicarse tanto al hombre aislado como a la autoridad en una sociedad comunista o en una sociedad de cambio. Parece que no es muy partidario de ahondar en los aspectos sociales que podrían recoger la economía política.
Robbins admite que desde el punto de vista de los economistas clásicos sería "posible considerar la materia de la economía como algo social y colectivo". No obstante, la introducción del factor de la opción individual hace que ese principio sea cada vez menos conveniente. En lugar de investigar las relaciones sociales de la producción, considera el sistema económico "como una serie de relaciones interdependientes aunque conceptualmente discretas entre hombres (y mujeres) y bienes económicos. Es decir, no tienen en cuenta las relaciones entre personas sino entre personas y cosas.
No es que las relaciones sociales no interesen al/la economista modern@ ni que no aparezcan en la teoría económica. Lo que pasa es que la construcción de los conceptos pretende "superar" las relaciones sociales particulares. Sólo salen a la luz cuando al aplicarse estos conceptos y no entran siempre. Es decir, se les quita todo el contenido específicamente social, haciendo que no sean más que accesorios.
Sweezy aplica su hipótesis al concepto de salario que se define como "las cantidades de dinero pagadas, a intervalos cortos, por un patrono a sus obreros asalariados". Según la teoría económica, es "el producto imputable a la actividad humana en un proceso productivo en general". En los términos establecidos por esta definición, "salario" es un concepto universal de la vida económica, independiente de la época histórica de que hablemos.
L@s economistas actuales incluyen los supuestos institucionales y sociales que hacen que el salario tome la forma de pagos en dinero. No obstante, el concepto se basa en la productividad que carece de contenido social. Lo fundamental para ell@s es la productividad marginal del trabajo. Se pasa la relación entre empresari@ y trabajador/a a un segundo plano, sin significado propio.
Bajo ese supuesto, es fácil equiparar salario de productividad a salario justo; o sea, el salario que el trabajador debe percibir en una economía equitativa y justa. Much@s reconocerían que el/la obrer@ que al/la que se le paga menos que el valor del producto físico marginal de su trabajo es explotad@. Se critica el sistema conforme no cumple los requisitos de un modelo económico, sin contemplar los factores sociales. Tratan de economía como si fuera una ley natural, dando a ciertos factores principales un papel secundario.
El mismo análisis se podría hacer con otros conceptos principales de la teoría económica. Se quita a los conceptos el contenido social y se les da un sentido universal. Luego, se procede a juzgar todos los sistemas económicos con la misma vara de medir minimizando sus diferencias fundamentales. La evaluación tiene lugar estrictamente con criterios lógicos y abstractos, dejando fuera lo social.
Así, el/la economista evita incluir en los análisis los factores sociales que están relacionados con los problemas económicos. La economía política no le permite expandir el horizonte de estudio para que tenga en cuenta la relación entre economía y las relaciones entre persona y persona que forman parte de la "sociedad".
Según Sweezy, cuando escribía el libro, más de un@ se sentía insatisfech@ con l@s economistas y sus obras. Por eso, pretende analizar los postulados de la economía política identificando los factores que le faltan y le impiden ser una ciencia social de verdad. A los trabajos de esta índole, se les suele criticar por no ofrecer ninguna alternativa a lo rechazado. Para superar este problema, el autor tiene la intención abarcar desde otra perspectiva el estudio marxista de la economía, de forma muy amplia para descubrir lo que se pueda aprender.
domingo, 31 de enero de 2010
Capitulos 1,4 y 8 de Sweezy
El método de Marx
El objectivo de estas discusiones es lo de investigar los principales elementos de la actitud de Marx ante la economía política.
El uso de la abstracción
La metodología económica de Marx era una resuelta partidaria del método abstracto deductivo, caracteristico de los clásicos y neoclásicos. Además Marx utilizaba el método de las aproximaciones sucesivas, que consiste en investigar de lo más abstacto a lo más concreto, eliminando suposiciones en las etapas sucesivas. De esta forma la teoría puede explicar esferas de fenomenos reales cada vez más vastas.
Sin embargo, hay diferencias entre Marx y los representantes de la tradición clásica y neoclásica en lo que concerne la manera de aplicar el principio de la absracción. De hecho debemos decidir de qué hacer abstacción y de qué no hacerla, entonces siguen dos preguntas: en primer lugar qué problema se examina, y en segundo lugar, cuáles son los elementos esenciales del problema.
Los economistas no han estado de acuerdo ya sobre la primera pregunta, porque los problemas que se han planteado para su estudios han estado muy diferentes. No hay dos problemas que puedan ser considerados idénticos, por consiguente no hay dos investigadores que usen la arma de la abstracción exactamente en la misma manera y cada uno puede tener razón desde el punto de vista del problema que está estudiando.
El objectivo de Marx es de poner al desnudo la ley económica del movimento de la sociedad moderna y, como decía Hegel en su Filosofía de la Historia, la tarea específica de la abstracción es la de poner de relieve lo esencial y hacer posible su análisis. La metodología puede plantear cuestiones, pero no puede dar respuestas. De hecho el proceso de entendimiento científico consiste en el formular hipotesis que puedan acercarse al esencial, profundizar en estas hipótesis y comprobar las conclusiones con datos de la experiencia. Entonces, para comprender la obra de un hombre de ciencia tenemos que individuar su hipótesis clave, de dónde vienen y cómo desarrolla su implicaciones.
Por lo que concerne Marx, como estudiante universitario, se concentró en la ciencia del derecho y de la filosofía, con el objectivo de la carrera académica. Su actitud hacia la economía política se formó mucho antes de que decidiera concentrarse únicamente en los estudios económicos.
Del prefacio a la Crítica de la economía política se comprende que la principal preocupación de Marx era la sociedad en su conjunto, y sobretodo el proceso de cambio social. Pues la Economía Política es, para él, la “anatomía de la sociedad” y por consiguiente intentaba subrayar la interrelación de los factores económicos y no económicos en el ámbito de la existencia social.
Marx identificó la razón del cambio social en los movimentos del modo de producción, y se dedicó entonces al estudio de la Economía Política como la ley que rige los cambios en el modo de producción.
Para reconocer los aspectos esenciales del problema, Marx conservó unos elementos heredados del pensamiento de Hegel que hacían énfasis en el desarrollo a través del conflicto entre fuerzas opuestas o contradictorias, y llamó esos conflictos historicos decisivos conflictos de clase.
De aquí sigue que los elementos esenciales que deben ser analizados por el método de la abstracción son las relaciones económicas que están debajo y que toman la forma de conflictos de clase. Sin embargo, también esta hipótesis puede ser interpretada de maneras diferentes: los clásicos, de hecho, estaban interesados en el mismo tema, pero el antagonismo social era, para Ricardo, el conflicto entre capitalistas industriales y terratenientes, con la consecuencia que el acento principal estaba en la cuestión de la tierra y de la renta.
En cambio, por Marx la fuerza que domina la sociedad burguesa es el capital, y la relación económica principal es la que hay entre capitalistas y obreros, es lo que determina el carácter del modo de producción. La relación entre burguesía y proletariado es el centro de la investigación y el punto de donde empezar a utilizar el poder de abstracción.
Para hacerlo, primero todas las relaciones sociales diferentes de la que existe entre capital y trabajo tienen que ser alejadas, para reintroducirlas sólo al final del análisis.
En segundo lugar, la relación capital-trabajo misma tiene que ser simplificada en su partes más importantes, y en el caso de Marx, las formas más importantes de la relación capital-trabajo en la sociedad capitalista moderna, son las que atañen a la producción de tipo industrial.
La índole de la relación capital-trabajo es, en primer lugar, una relación de cambio (el capitalista compra trabajo al obrero y el obrero recibe dinero para vivir) que, como fénomeno general representa el punto de partida de la Economía Política de Marx.
En el Capital, se lee que es mercancía todo lo que se destina al cambio, más bien que al uso directo, el análisis de las mercancías incluye el análisis de la relación de cambio y del valor de cambio.
Analizando las mercancías, Marx empieza la tarea de la abstracción, que no es nunca alejarse del mundo real, sino aislar ciertos aspectos del mundo real para investigar más intensivamente.
Por consiguiente el capitulo I de El Capital tiene un carácter ilustrativo o histórico y los resultados aquí obtenidos tienen un carácter provisional, porque sufren una modificación más o menos grande en un nivel de abstacción inferior, entonces las leyes enunciadas en este capitulo no son predicciones directas del futuro. El propósito que interesa los capitulos II y III en cambio, es lo de tomar en cuenta factores omitidos en el capitulo I, y llevar el análisis a niveles de abstacción más bajos. Al mismo tiempo los volúmenes II y III contienen menos material factual que el volumen III.
Hasta ahora hemos discutido el uso de la abstracción por Marx, abordamos ahora casos particulares.
Como la mayoría de las críticas hechas a la Economía Política de Marx no tienen en cuenta las suposiciones con que trabaja, tenemos que probar que las suposiciones que dan lugar a la crítica tengan debida consideración del problema que se estudia, eliminen lo que no es esencial al problema, y que no eliminen lo que es esencial.
Estos principios son los que permiten de probar la pertinencia y validez de una parte considerable de la crítica a Marx.
Capítulo 8 – Sweezy
En este capítulo el autor nos habla de las crisis, del cómo y el porqué nacen tomando como referencia (al igual que en el resto de su obra) el análisis que hicieron de este fenómeno tanto Marx como los autores marxistas posteriores.
Marx habla de las crisis en el manifiesto como de algo que se repite periódicamente y que ponen a prueba la vida de toda la sociedad burguesa de manera cada vez más amenazadora. En el Capital y la Historia crítica de la teoría de la plusvalía también se citan las crisis. Sin embargo sus menciones a este fenómeno que recurrentemente aparece en sus escritos son sencillas, es decir que no realiza ningún examen completo o sistemático de la materia, debido seguramente a su complejidad.
La crisis económica solo puede ser explicada por el movimiento real de la producción, la competencia y el crédito, es decir el mercado y el mecanismo financiero (tipos más complicados que los que aparecen en “el Capital” que son demasiado abstractos). Seguramente si Marx hubiera vivido más tiempo los habría estudiado pero dado que no ha sido así Sweezy dice que está obligado a referirse a autores posteriores para dar una visión marxista que explique el fenómeno.
Frente a sociedades de trueque, el sistema capitalista se basa en las transacciones mercancía-dinero-mercancía (M-D-M). Aquí el dinero es un medio de circulación aceptado y estable cuya función y propósito es dividir el acto del cambio en 2 partes que puedan estar separadas en tiempo y espacio. El dinero permitió que el productor no estuviera obligado a buscar a alguien que tuviera lo que el necesitara y que necesitara lo que él tuviera. Así mismo la moneda permite vender el producto cuando se termina y comprar cuando hace falta lo que además de ahorrar tiempo posibilita la especialización (base de la productividad incrementada).
En un sistema de economía simple la posibilidad de una crisis es inconcebible de la manera en que se produce en un sistema capitalista. Si A vende pero no compra a B, este al no vender no puede comprar a C y luego lo mismo con D etc. Una interrupción en el proceso de circulación puede afectar a toda la economía. Así aparece la crisis: coincidencia de existencias de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. En este caso la causa sería el saber porqué A vendió y no pudo comprar aunque ello no es fácil.
Uno de los más grandes errores cometido por los economistas clásicos fue el no distinguir la economía simple de mercancías de la economía capitalista. Según la Ley de Say a una venta le sigue invariablemente una compra por igual cantidad. No puede por ello interrumpirse la circulación M-D-M con lo que no habría ni crisis ni sobreproducción. Esta ley fue seguida por los economistas clásicos lo que devaluó totalmente sus contribuciones a la materia.
En la Historia crítica de la teoría de la plusvalía Marx dedica un apartado entero a criticar dicha ley. Según Ricardo uno está obligado a comprar porqué ha vendido y el dinero no es más que el medio por el cual se ha efectuado el cambio. Para Marx esto no es así ya que el dinero es un medio por el cual se efectúa el cambio dividiendo en 2 transacciones separadas y distintas la venta y la compra. Si uno vende y deja de comprar el resultado es la crisis y la sobreproducción. Por ello la misma forma simple M-D-M contiene la posibilidad de la crisis al dividir y separar operaciones complementarias.
En el sistema capitalista sin embargo la formula M-D-M se convierte en D-M-D´. En el anterior sistema simple el valor de cambio entre las dos “M” es idéntico aunque el valor de uso de la segunda M es mayor en tanto que no tiene valor para su productor, el deseo de la segunda M le da más valor. Así el propósito del cambio es la adquisición del valor de uso y no el aumento del valor de cambio por ello se habla de producción para el consumo y la crisis es improbable.
D-M-D´ funciona de manera distinta. El capitalista inicia su carrera con dinero (D), lanza este a la circulación a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción (C), tras el proceso de producción reaparece en el mercado con mercancías que transforma de nuevo en dinero (D´). Las dos “D” representan el valor de cambio, no el valor de uso. Este proceso solo tendría sentido si hay una diferencia cuantitativa entre D y D´ es decir: D´- D= ∆D
La expansión del valor es la base de la circulación D-M-D´, la apropiación de más y más riqueza en abstracto es el único móvil de operaciones para el capitalista. A diferencia de lo que podría ser un “avaro” en la economía simple, el capitalismo no conserva sino que mete en circulación el dinero constantemente. Por ello se dice que el capitalismo es producción para obtener ganancia, lo que hace del sistema más susceptible a las crisis.
Sin embargo M-D-M no desaparece en todo el sistema, el obrero por ejemplo comienza con una mercancía: su fuerza de trabajo, la convierte en dinero y con ello adquiere mercancías. Por ello D-M-D´ es extraño al obrero pues actúa por necesidad y no por enriquecimiento. La diferencia de comportamiento entre el capitalista y el obrero no se explica por la naturaleza humana sino por la diferencia entre D-M-D´ y M-D-M.
Analicemos ahora la relación entre D-M-D´ y el problema de las crisis. Lo que el capitalista busca es que ∆D sea lo mayor posible. No juzga este por su volumen sino por su aumento respecto a lo que dispone en origen (es decir ∆D/D) esto es la tasa de ganancia.
Como en la economía simple cualquier interrupción en el proceso de circulación, cualquier retención del poder de compra dentro del mercado puede iniciar contradicciones y dar origen a la sobreproducción lo que refleja un descenso en la misma. La diferencia es que ahora es fácil de ver lo que puede iniciar la contradicción, si le ocurre algo a ∆D el capitalista reconsiderará la conveniencia de lanzar D a la circulación. Podemos afirmar que ∆D es el talón de Aquiles del capitalismo (y del que carece la economía simple). Si ∆D desaparece o se vuelve negativo el incentivo a la producción deja de existir. Los capitalistas retirarán su capital, reducirán la circulación y comenzará una crisis seguida de sobreproducción.
Suponiendo que la tasa de ganancia fuera siempre positiva habría también posibilidades de que los capitalistas reduzcan sus operaciones lo suficiente como para crear una crisis puesto que según Marx, en el capitalismo no se trata solo de reemplazar la misma masa de objetos del que se compone el capital en la misma escala o en una ampliada sino de reemplazar el valor del capital adelantado con la tasa usual de ganancia. Tan pronto descienda la tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario se reducirán las operaciones de los capitalistas.
A la larga el capitalista debe reinvertir su capital si quiere seguir acumulando. Esto no significa que lo deba hacer inmediatamente ni en la misma línea de producción. Si ∆D baja, los capitalistas retirarán su capital de esa industria para invertirlo en otra más rentable, pero si baja en todas, no podrán beneficiarse reubicándose, por ello, esperan a que las condiciones sean más favorables otra vez. Este parón interrumpe el proceso de circulación y provoca la crisis y la sobreproducción. Esto es en realidad el proceso por el que la tasa de ganancia se restituye completa o parcialmente a su nivel previo.
Por ello no es verdad que deba desaparecer la tasa de ganancia o volverse negativa para producir una crisis. Lo único que se requiere es un descenso de la tasa de ganancia más allá de lo ordinario suficiente como para que los capitalistas retengan su capital en forma de dinero esperando la vuelta de condiciones más favorables. Esto rompe la continuidad del proceso de circulación y precipita la crisis.
No se debe en ningún caso pensar que el capitalista en crisis en vez de aumentar su tasa de ganancia aumenta su consumo personal pues esto cambiaría el carácter de la demanda de mercancías pero no induciría a crisis alguna ya que no se interrumpiría el proceso de acumulación. No debemos pensar en ningún momento que el capitalista pierde su interés en la acumulación y se vuelve de repente un ciudadano moral (ello lo previene Marx).
La teoría moderna sugiere que la clase capitalista se divide en dos secciones: la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de producción y la de los poseedores de capital en dinero que a través de sus préstamos suministran los fondos que los empresarios necesitan para sus operaciones.
En este caso el empresario pensará que vale la pena invertir capital mientras que la tasa de ganancia sea mayor que el interés que está obligado a pagar. Tan pronto la tasa de ganancia esté debajo del interés, el empresario no invertirá, la circulación se interrumpirá y vendrá la crisis.
Realmente cuando el tipo de interés es bajo, los capitalistas prefieren no prestar su capital, la creencia es que estos tipos no durarán mucho y que es más rentable esperar a que estos vuelvan a crecer. Aunque si esto se prolonga mucho, los capitalistas se resignarán al tipo bajo.
La negativa a prestar a un tipo de interés bajo es la misma que la de invertir cuando la tasa de ganancia es inferior. Es decir que la clase capitalista restringe sus actividades de inversión cuando el beneficio sobre el capital cae por debajo de cierto nivel.
El proceso de acumulación del capital lleva consigo una tendencia a descender la tasa de la ganancia, si esta no se elimina el resultado puede ser la crisis. También puede pasar que los capitalistas no puedan vender las mercancías en sus valores, si se produce demasiado, el precio cae por debajo del valor y la ganancia se reduce o desaparece. Si esto ocurre en varias industrias el resultado es la crisis.
El proceso de acumulación
El capitalismo implica la producción de mercancías. Pero lo contrario no es verdad: La producción de mercancías no implica necesariamente el capitalismo. En realidad, un alto grado de desarrollo de la producción de mercancías es una prerrequisito necesario para la aparición del capitalismo.
En necesario ante todo examinar cuidadosamente los rasgos especiales que separan a esta forma de producción del concepto general de producción de mercancías.
El capitalismo
Bajo la producción simple de mercancías cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción, bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro realiza el trabajo. Tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías, es decir unos y otra son objetos de cambio, y por lo mismo, portadores de valor de cambio. Se sigue que no sólo las relaciones entre propietarios, sino también las relaciones entre propietarios y no propietarios tienen el carácter de relaciones de cambio. Lo primero es característico de la producción de mercancías en general, lo segundo, del capitalismo solamente. Podemos decir, por lo tanto, que la compra y venta de la fuerza de trabajo.
En la producción simple de mercancías el productor vende su producto a fin de comprar otros productos que satisfagan sus necesidades específicas. Empieza con Mercancías, las convierte en Dinero, y de ahí, una vez más, en Mercancías, las convierte en Dinero. El Dinero es el principio y el fin.
El origen de la plusvalía
Para descubrir el origen de la plusvalía es necesario ante todo analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo. Cuando decimos que la fuerza de trabajo es una mercancía, no queremos decir que el trabajo mismo sea una mercancía. La distinción es importante y debe ser cuidadosamente tomada en consideración.
En el sentido más estricto, la fuerza de trabajo es el trabajador mismo. La fuerza de trabajo es una mercancía, debe tener un valor como cualquier otra mercancía. La plusvalía no puede surgir del mero proceso de circulación de mercancías. Si todos pretendíeran obtener una ganancia elevando sus precios, como en un diez por ciento, lo que cada quien ganara como vendedor lo perdería como comprado, y el único resultado sería la elevación de los precios en general. El valor que los materiales tienen al comienzo es transferido a los productos al final. Lo que distingue los edificios y la maquinaria de los materiales es el hecho de que los primero transfieren sus valor al producto final más lentamente, es decir, en una sucesión de períodos de producción, y no todo de una vez como en el caso de los materiales. Es cierto, que de los materiales y la maquinaria se puede decir que son físicamente productivos, en el sentido de que la mano de obra que trabaja con ellos puede rendir una producción mayor que la mano de obra que trabaja sin ellos, pero la productividad física en este sentido no debe confundirse bajo ninguna circunstancia con la productividad de valor. Desde el punto de vista del valor no hay razón para suponer que los materiales o la maquinaria puedan transferir finalmente al producto más de lo que ellos contienen. Esto sólo deja una posibilidad, a saber, que la fuente de trabajo sea la fuente de la plusvalía.
Con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente. Bajo las condiciones de la producción capitalista el producto del trabajo necesario va a poder del obrero en forma de salario, mientras que el capitalista se apropia el producto del trabajo excedente en la forma de plusvalía. Debe notarse que el trabajo necesario y el trabajo excedente como tales con fenómenos que están presentes en todas las sociedades en que la productividad del trabajo humano se ha elevado por encima de cierto mínimo muy bajo, es decir, en todas las sociedades con excepción de las más primitivas. Más aún, en diversas sociedades no capitalistas el producto del trabajo excedente se lo apropia una clase especial de por un medio u otro mantiene su control sobre los medios de producción. Lo específico del capitalismo es, entonces, no el hecho de la explotación de una parte de la población por otra, sino la forma que asume esta explotación, a saber, la producción de plusvalía.
Los componentes del valor
Por el análisis precedente se ve que el valor de cualquier mercancía producida en las condiciones del capitalismo se puede dividir en tres partes. La primera, que sólo representa el valor de los materiales y la maquinaria usados.
S e representa con la letra C, La segunda parte, la que restituye el valor de la fuerza de trabajo, sufre en cierto sentido una alteración de su valor, ya que puede estar más o menos de acuerdo con las circunstancias. Esta segunda parte se llama por consiguiente, capital variable, y se la representa con la letra V, la tercer parte es la plusvalía misma, que se designa con la letra O, Ciñéndome a esta notación, podemos formular así el valor de una mercancía. Esta fórmula, además, no se limita en su aplicabilidad al análisis del valor de una sola mercancía, sino que puede extenderse y cubrir la producción total durante cierto período, digamos un año, de una empresa o de cualquier grupo de empresas, llegando hasta incluir toda la economía.
La tasa de plusvalía
La fórmula c+v+p constituye la espina dorsal analítica
La primera de estas proporciones lleva el nombre de tasa de la plusvalía, se define como la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable, y se designa con una p.
La tasa de la plusvalía es la forma capitalista de lo que Marx llama la tasa de explotación, es decir, la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario. Supongamos asó que el día de trabajo es de doce horas, y que seis horas corresponden a trabajo necesario y seis horas a trabajo excedente. Entonces en cualquier sociedad en que una clase explotadora se apropie el producto del trabajo excedente, tendremos una tasa de explotación dada por la proporción siguiente.
Bajo el capitalismo el producto del trabajo asume la forma de valor. Lo que por supuesto, es numéricamente idéntico a la tasa de explotación. Los dos conceptos, tasa de explotación y tasa de plusvalía, pueden ser usados con frecuencia el uno en lugar del otro, pero es importante recordar que el primero es el concepto más general aplicable a todas las sociedades de explotación, mientras que el segundo sólo se aplica el capitalismo. La magnitud de la tasa de la plusvalía es directamente determinada por tres factores, la duración del día de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo. El primero establece el tiempo total que debe dividirse entre el trabajo necesario y el trabajo excedente, y el segundo y tercero juntos determinan cuando de ese tiempo debe contarse como trabajo necesario. Cada uno de estos tres factores es por turno el punto focal de un complejo de fuerzas que debe ser analizado en el desarrollo ulterior de la teoría. La tasa de plusvalía puede elevarse ya sea por una extensión del día de trabajo o por una rebaja del salario real, o por un aumento de la productividad del trabajo, o bien, finalmente, por alguna combinación de las tres operaciones.
Es importante entender que la suposición de tasas iguales de la plusvalía se basa, en último análisis, en ciertas tendencias muy reales de la producción capitalista. Los obreros se trasladan de las zonas de salarios bajos a las de salarios más altos, y los productores procuran , servirse de los métodos técnicos más avanzados.
La composición orgánica del capital
La segunda proporción que se deriva de la fórmula c+v+p es una medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción. En lenguaje no técnico la composición orgánica del capital es una medida de la amplitud en que el trabajo es provisto de materiales instrumentos y maquinaria en el proceso productivo. Como en el caso de la tasa de la plusvalía, los factores que determinan la composición orgánica del capital en cualquier tiempo están sujetos a varias influencia causales. Ciertos aspectos importantes del problema serán examinados adelante. Por el momento sólo es necesario tomar nota de que la tasa de los salarios reales, la productividad del trabajo, el nivel común de la técnica y la amplitud de la acumulación de capital en el pasado, todo ello entra en la determinación de la composición orgánica del capital. Las suposiciones que hace Marx concernientes a la composición orgánica del capital serán consideradas en la sección siguiente, en relación con la tasa de la ganancia.
Para el capitalista la proporción crucial es la tasa de la ganancia , en otras palabras, la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital. Es por lo tanto inevitable la conclusión de que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo. De ningún modo se justifica, sin embargo, el deducir de este hecho, como lo hacen invariablemente los críticos de Marx, que la teoría del valor debe ser desechada, buscándose una nueva base para analizar el funcionamiento del sistema capitalista.
El objectivo de estas discusiones es lo de investigar los principales elementos de la actitud de Marx ante la economía política.
El uso de la abstracción
La metodología económica de Marx era una resuelta partidaria del método abstracto deductivo, caracteristico de los clásicos y neoclásicos. Además Marx utilizaba el método de las aproximaciones sucesivas, que consiste en investigar de lo más abstacto a lo más concreto, eliminando suposiciones en las etapas sucesivas. De esta forma la teoría puede explicar esferas de fenomenos reales cada vez más vastas.
Sin embargo, hay diferencias entre Marx y los representantes de la tradición clásica y neoclásica en lo que concerne la manera de aplicar el principio de la absracción. De hecho debemos decidir de qué hacer abstacción y de qué no hacerla, entonces siguen dos preguntas: en primer lugar qué problema se examina, y en segundo lugar, cuáles son los elementos esenciales del problema.
Los economistas no han estado de acuerdo ya sobre la primera pregunta, porque los problemas que se han planteado para su estudios han estado muy diferentes. No hay dos problemas que puedan ser considerados idénticos, por consiguente no hay dos investigadores que usen la arma de la abstracción exactamente en la misma manera y cada uno puede tener razón desde el punto de vista del problema que está estudiando.
El objectivo de Marx es de poner al desnudo la ley económica del movimento de la sociedad moderna y, como decía Hegel en su Filosofía de la Historia, la tarea específica de la abstracción es la de poner de relieve lo esencial y hacer posible su análisis. La metodología puede plantear cuestiones, pero no puede dar respuestas. De hecho el proceso de entendimiento científico consiste en el formular hipotesis que puedan acercarse al esencial, profundizar en estas hipótesis y comprobar las conclusiones con datos de la experiencia. Entonces, para comprender la obra de un hombre de ciencia tenemos que individuar su hipótesis clave, de dónde vienen y cómo desarrolla su implicaciones.
Por lo que concerne Marx, como estudiante universitario, se concentró en la ciencia del derecho y de la filosofía, con el objectivo de la carrera académica. Su actitud hacia la economía política se formó mucho antes de que decidiera concentrarse únicamente en los estudios económicos.
Del prefacio a la Crítica de la economía política se comprende que la principal preocupación de Marx era la sociedad en su conjunto, y sobretodo el proceso de cambio social. Pues la Economía Política es, para él, la “anatomía de la sociedad” y por consiguiente intentaba subrayar la interrelación de los factores económicos y no económicos en el ámbito de la existencia social.
Marx identificó la razón del cambio social en los movimentos del modo de producción, y se dedicó entonces al estudio de la Economía Política como la ley que rige los cambios en el modo de producción.
Para reconocer los aspectos esenciales del problema, Marx conservó unos elementos heredados del pensamiento de Hegel que hacían énfasis en el desarrollo a través del conflicto entre fuerzas opuestas o contradictorias, y llamó esos conflictos historicos decisivos conflictos de clase.
De aquí sigue que los elementos esenciales que deben ser analizados por el método de la abstracción son las relaciones económicas que están debajo y que toman la forma de conflictos de clase. Sin embargo, también esta hipótesis puede ser interpretada de maneras diferentes: los clásicos, de hecho, estaban interesados en el mismo tema, pero el antagonismo social era, para Ricardo, el conflicto entre capitalistas industriales y terratenientes, con la consecuencia que el acento principal estaba en la cuestión de la tierra y de la renta.
En cambio, por Marx la fuerza que domina la sociedad burguesa es el capital, y la relación económica principal es la que hay entre capitalistas y obreros, es lo que determina el carácter del modo de producción. La relación entre burguesía y proletariado es el centro de la investigación y el punto de donde empezar a utilizar el poder de abstracción.
Para hacerlo, primero todas las relaciones sociales diferentes de la que existe entre capital y trabajo tienen que ser alejadas, para reintroducirlas sólo al final del análisis.
En segundo lugar, la relación capital-trabajo misma tiene que ser simplificada en su partes más importantes, y en el caso de Marx, las formas más importantes de la relación capital-trabajo en la sociedad capitalista moderna, son las que atañen a la producción de tipo industrial.
La índole de la relación capital-trabajo es, en primer lugar, una relación de cambio (el capitalista compra trabajo al obrero y el obrero recibe dinero para vivir) que, como fénomeno general representa el punto de partida de la Economía Política de Marx.
En el Capital, se lee que es mercancía todo lo que se destina al cambio, más bien que al uso directo, el análisis de las mercancías incluye el análisis de la relación de cambio y del valor de cambio.
Analizando las mercancías, Marx empieza la tarea de la abstracción, que no es nunca alejarse del mundo real, sino aislar ciertos aspectos del mundo real para investigar más intensivamente.
Por consiguiente el capitulo I de El Capital tiene un carácter ilustrativo o histórico y los resultados aquí obtenidos tienen un carácter provisional, porque sufren una modificación más o menos grande en un nivel de abstacción inferior, entonces las leyes enunciadas en este capitulo no son predicciones directas del futuro. El propósito que interesa los capitulos II y III en cambio, es lo de tomar en cuenta factores omitidos en el capitulo I, y llevar el análisis a niveles de abstacción más bajos. Al mismo tiempo los volúmenes II y III contienen menos material factual que el volumen III.
Hasta ahora hemos discutido el uso de la abstracción por Marx, abordamos ahora casos particulares.
Como la mayoría de las críticas hechas a la Economía Política de Marx no tienen en cuenta las suposiciones con que trabaja, tenemos que probar que las suposiciones que dan lugar a la crítica tengan debida consideración del problema que se estudia, eliminen lo que no es esencial al problema, y que no eliminen lo que es esencial.
Estos principios son los que permiten de probar la pertinencia y validez de una parte considerable de la crítica a Marx.
Capítulo 8 – Sweezy
En este capítulo el autor nos habla de las crisis, del cómo y el porqué nacen tomando como referencia (al igual que en el resto de su obra) el análisis que hicieron de este fenómeno tanto Marx como los autores marxistas posteriores.
Marx habla de las crisis en el manifiesto como de algo que se repite periódicamente y que ponen a prueba la vida de toda la sociedad burguesa de manera cada vez más amenazadora. En el Capital y la Historia crítica de la teoría de la plusvalía también se citan las crisis. Sin embargo sus menciones a este fenómeno que recurrentemente aparece en sus escritos son sencillas, es decir que no realiza ningún examen completo o sistemático de la materia, debido seguramente a su complejidad.
La crisis económica solo puede ser explicada por el movimiento real de la producción, la competencia y el crédito, es decir el mercado y el mecanismo financiero (tipos más complicados que los que aparecen en “el Capital” que son demasiado abstractos). Seguramente si Marx hubiera vivido más tiempo los habría estudiado pero dado que no ha sido así Sweezy dice que está obligado a referirse a autores posteriores para dar una visión marxista que explique el fenómeno.
Frente a sociedades de trueque, el sistema capitalista se basa en las transacciones mercancía-dinero-mercancía (M-D-M). Aquí el dinero es un medio de circulación aceptado y estable cuya función y propósito es dividir el acto del cambio en 2 partes que puedan estar separadas en tiempo y espacio. El dinero permitió que el productor no estuviera obligado a buscar a alguien que tuviera lo que el necesitara y que necesitara lo que él tuviera. Así mismo la moneda permite vender el producto cuando se termina y comprar cuando hace falta lo que además de ahorrar tiempo posibilita la especialización (base de la productividad incrementada).
En un sistema de economía simple la posibilidad de una crisis es inconcebible de la manera en que se produce en un sistema capitalista. Si A vende pero no compra a B, este al no vender no puede comprar a C y luego lo mismo con D etc. Una interrupción en el proceso de circulación puede afectar a toda la economía. Así aparece la crisis: coincidencia de existencias de mercancías invendibles y necesidades insatisfechas. En este caso la causa sería el saber porqué A vendió y no pudo comprar aunque ello no es fácil.
Uno de los más grandes errores cometido por los economistas clásicos fue el no distinguir la economía simple de mercancías de la economía capitalista. Según la Ley de Say a una venta le sigue invariablemente una compra por igual cantidad. No puede por ello interrumpirse la circulación M-D-M con lo que no habría ni crisis ni sobreproducción. Esta ley fue seguida por los economistas clásicos lo que devaluó totalmente sus contribuciones a la materia.
En la Historia crítica de la teoría de la plusvalía Marx dedica un apartado entero a criticar dicha ley. Según Ricardo uno está obligado a comprar porqué ha vendido y el dinero no es más que el medio por el cual se ha efectuado el cambio. Para Marx esto no es así ya que el dinero es un medio por el cual se efectúa el cambio dividiendo en 2 transacciones separadas y distintas la venta y la compra. Si uno vende y deja de comprar el resultado es la crisis y la sobreproducción. Por ello la misma forma simple M-D-M contiene la posibilidad de la crisis al dividir y separar operaciones complementarias.
En el sistema capitalista sin embargo la formula M-D-M se convierte en D-M-D´. En el anterior sistema simple el valor de cambio entre las dos “M” es idéntico aunque el valor de uso de la segunda M es mayor en tanto que no tiene valor para su productor, el deseo de la segunda M le da más valor. Así el propósito del cambio es la adquisición del valor de uso y no el aumento del valor de cambio por ello se habla de producción para el consumo y la crisis es improbable.
D-M-D´ funciona de manera distinta. El capitalista inicia su carrera con dinero (D), lanza este a la circulación a cambio de fuerza de trabajo y medios de producción (C), tras el proceso de producción reaparece en el mercado con mercancías que transforma de nuevo en dinero (D´). Las dos “D” representan el valor de cambio, no el valor de uso. Este proceso solo tendría sentido si hay una diferencia cuantitativa entre D y D´ es decir: D´- D= ∆D
La expansión del valor es la base de la circulación D-M-D´, la apropiación de más y más riqueza en abstracto es el único móvil de operaciones para el capitalista. A diferencia de lo que podría ser un “avaro” en la economía simple, el capitalismo no conserva sino que mete en circulación el dinero constantemente. Por ello se dice que el capitalismo es producción para obtener ganancia, lo que hace del sistema más susceptible a las crisis.
Sin embargo M-D-M no desaparece en todo el sistema, el obrero por ejemplo comienza con una mercancía: su fuerza de trabajo, la convierte en dinero y con ello adquiere mercancías. Por ello D-M-D´ es extraño al obrero pues actúa por necesidad y no por enriquecimiento. La diferencia de comportamiento entre el capitalista y el obrero no se explica por la naturaleza humana sino por la diferencia entre D-M-D´ y M-D-M.
Analicemos ahora la relación entre D-M-D´ y el problema de las crisis. Lo que el capitalista busca es que ∆D sea lo mayor posible. No juzga este por su volumen sino por su aumento respecto a lo que dispone en origen (es decir ∆D/D) esto es la tasa de ganancia.
Como en la economía simple cualquier interrupción en el proceso de circulación, cualquier retención del poder de compra dentro del mercado puede iniciar contradicciones y dar origen a la sobreproducción lo que refleja un descenso en la misma. La diferencia es que ahora es fácil de ver lo que puede iniciar la contradicción, si le ocurre algo a ∆D el capitalista reconsiderará la conveniencia de lanzar D a la circulación. Podemos afirmar que ∆D es el talón de Aquiles del capitalismo (y del que carece la economía simple). Si ∆D desaparece o se vuelve negativo el incentivo a la producción deja de existir. Los capitalistas retirarán su capital, reducirán la circulación y comenzará una crisis seguida de sobreproducción.
Suponiendo que la tasa de ganancia fuera siempre positiva habría también posibilidades de que los capitalistas reduzcan sus operaciones lo suficiente como para crear una crisis puesto que según Marx, en el capitalismo no se trata solo de reemplazar la misma masa de objetos del que se compone el capital en la misma escala o en una ampliada sino de reemplazar el valor del capital adelantado con la tasa usual de ganancia. Tan pronto descienda la tasa de ganancia por debajo del nivel ordinario se reducirán las operaciones de los capitalistas.
A la larga el capitalista debe reinvertir su capital si quiere seguir acumulando. Esto no significa que lo deba hacer inmediatamente ni en la misma línea de producción. Si ∆D baja, los capitalistas retirarán su capital de esa industria para invertirlo en otra más rentable, pero si baja en todas, no podrán beneficiarse reubicándose, por ello, esperan a que las condiciones sean más favorables otra vez. Este parón interrumpe el proceso de circulación y provoca la crisis y la sobreproducción. Esto es en realidad el proceso por el que la tasa de ganancia se restituye completa o parcialmente a su nivel previo.
Por ello no es verdad que deba desaparecer la tasa de ganancia o volverse negativa para producir una crisis. Lo único que se requiere es un descenso de la tasa de ganancia más allá de lo ordinario suficiente como para que los capitalistas retengan su capital en forma de dinero esperando la vuelta de condiciones más favorables. Esto rompe la continuidad del proceso de circulación y precipita la crisis.
No se debe en ningún caso pensar que el capitalista en crisis en vez de aumentar su tasa de ganancia aumenta su consumo personal pues esto cambiaría el carácter de la demanda de mercancías pero no induciría a crisis alguna ya que no se interrumpiría el proceso de acumulación. No debemos pensar en ningún momento que el capitalista pierde su interés en la acumulación y se vuelve de repente un ciudadano moral (ello lo previene Marx).
La teoría moderna sugiere que la clase capitalista se divide en dos secciones: la de los empresarios que organizan y dirigen los procesos de producción y la de los poseedores de capital en dinero que a través de sus préstamos suministran los fondos que los empresarios necesitan para sus operaciones.
En este caso el empresario pensará que vale la pena invertir capital mientras que la tasa de ganancia sea mayor que el interés que está obligado a pagar. Tan pronto la tasa de ganancia esté debajo del interés, el empresario no invertirá, la circulación se interrumpirá y vendrá la crisis.
Realmente cuando el tipo de interés es bajo, los capitalistas prefieren no prestar su capital, la creencia es que estos tipos no durarán mucho y que es más rentable esperar a que estos vuelvan a crecer. Aunque si esto se prolonga mucho, los capitalistas se resignarán al tipo bajo.
La negativa a prestar a un tipo de interés bajo es la misma que la de invertir cuando la tasa de ganancia es inferior. Es decir que la clase capitalista restringe sus actividades de inversión cuando el beneficio sobre el capital cae por debajo de cierto nivel.
El proceso de acumulación del capital lleva consigo una tendencia a descender la tasa de la ganancia, si esta no se elimina el resultado puede ser la crisis. También puede pasar que los capitalistas no puedan vender las mercancías en sus valores, si se produce demasiado, el precio cae por debajo del valor y la ganancia se reduce o desaparece. Si esto ocurre en varias industrias el resultado es la crisis.
El proceso de acumulación
El capitalismo implica la producción de mercancías. Pero lo contrario no es verdad: La producción de mercancías no implica necesariamente el capitalismo. En realidad, un alto grado de desarrollo de la producción de mercancías es una prerrequisito necesario para la aparición del capitalismo.
En necesario ante todo examinar cuidadosamente los rasgos especiales que separan a esta forma de producción del concepto general de producción de mercancías.
El capitalismo
Bajo la producción simple de mercancías cada productor posee y trabaja con sus propios medios de producción, bajo el capitalismo la propiedad de los medios de producción corresponde a un conjunto de individuos, mientras que otro realiza el trabajo. Tanto los medios de producción como la fuerza de trabajo, son mercancías, es decir unos y otra son objetos de cambio, y por lo mismo, portadores de valor de cambio. Se sigue que no sólo las relaciones entre propietarios, sino también las relaciones entre propietarios y no propietarios tienen el carácter de relaciones de cambio. Lo primero es característico de la producción de mercancías en general, lo segundo, del capitalismo solamente. Podemos decir, por lo tanto, que la compra y venta de la fuerza de trabajo.
En la producción simple de mercancías el productor vende su producto a fin de comprar otros productos que satisfagan sus necesidades específicas. Empieza con Mercancías, las convierte en Dinero, y de ahí, una vez más, en Mercancías, las convierte en Dinero. El Dinero es el principio y el fin.
El origen de la plusvalía
Para descubrir el origen de la plusvalía es necesario ante todo analizar el valor de la mercancía fuerza de trabajo. Cuando decimos que la fuerza de trabajo es una mercancía, no queremos decir que el trabajo mismo sea una mercancía. La distinción es importante y debe ser cuidadosamente tomada en consideración.
En el sentido más estricto, la fuerza de trabajo es el trabajador mismo. La fuerza de trabajo es una mercancía, debe tener un valor como cualquier otra mercancía. La plusvalía no puede surgir del mero proceso de circulación de mercancías. Si todos pretendíeran obtener una ganancia elevando sus precios, como en un diez por ciento, lo que cada quien ganara como vendedor lo perdería como comprado, y el único resultado sería la elevación de los precios en general. El valor que los materiales tienen al comienzo es transferido a los productos al final. Lo que distingue los edificios y la maquinaria de los materiales es el hecho de que los primero transfieren sus valor al producto final más lentamente, es decir, en una sucesión de períodos de producción, y no todo de una vez como en el caso de los materiales. Es cierto, que de los materiales y la maquinaria se puede decir que son físicamente productivos, en el sentido de que la mano de obra que trabaja con ellos puede rendir una producción mayor que la mano de obra que trabaja sin ellos, pero la productividad física en este sentido no debe confundirse bajo ninguna circunstancia con la productividad de valor. Desde el punto de vista del valor no hay razón para suponer que los materiales o la maquinaria puedan transferir finalmente al producto más de lo que ellos contienen. Esto sólo deja una posibilidad, a saber, que la fuente de trabajo sea la fuente de la plusvalía.
Con su trabajo de un día el trabajador produce más que los medios de subsistencia de un día. En consecuencia, la jornada de trabajo puede dividirse en dos partes, trabajo necesario y trabajo excedente. Bajo las condiciones de la producción capitalista el producto del trabajo necesario va a poder del obrero en forma de salario, mientras que el capitalista se apropia el producto del trabajo excedente en la forma de plusvalía. Debe notarse que el trabajo necesario y el trabajo excedente como tales con fenómenos que están presentes en todas las sociedades en que la productividad del trabajo humano se ha elevado por encima de cierto mínimo muy bajo, es decir, en todas las sociedades con excepción de las más primitivas. Más aún, en diversas sociedades no capitalistas el producto del trabajo excedente se lo apropia una clase especial de por un medio u otro mantiene su control sobre los medios de producción. Lo específico del capitalismo es, entonces, no el hecho de la explotación de una parte de la población por otra, sino la forma que asume esta explotación, a saber, la producción de plusvalía.
Los componentes del valor
Por el análisis precedente se ve que el valor de cualquier mercancía producida en las condiciones del capitalismo se puede dividir en tres partes. La primera, que sólo representa el valor de los materiales y la maquinaria usados.
S e representa con la letra C, La segunda parte, la que restituye el valor de la fuerza de trabajo, sufre en cierto sentido una alteración de su valor, ya que puede estar más o menos de acuerdo con las circunstancias. Esta segunda parte se llama por consiguiente, capital variable, y se la representa con la letra V, la tercer parte es la plusvalía misma, que se designa con la letra O, Ciñéndome a esta notación, podemos formular así el valor de una mercancía. Esta fórmula, además, no se limita en su aplicabilidad al análisis del valor de una sola mercancía, sino que puede extenderse y cubrir la producción total durante cierto período, digamos un año, de una empresa o de cualquier grupo de empresas, llegando hasta incluir toda la economía.
La tasa de plusvalía
La fórmula c+v+p constituye la espina dorsal analítica
La primera de estas proporciones lleva el nombre de tasa de la plusvalía, se define como la proporción de la plusvalía con respecto al capital variable, y se designa con una p.
La tasa de la plusvalía es la forma capitalista de lo que Marx llama la tasa de explotación, es decir, la proporción de trabajo excedente con respecto al trabajo necesario. Supongamos asó que el día de trabajo es de doce horas, y que seis horas corresponden a trabajo necesario y seis horas a trabajo excedente. Entonces en cualquier sociedad en que una clase explotadora se apropie el producto del trabajo excedente, tendremos una tasa de explotación dada por la proporción siguiente.
Bajo el capitalismo el producto del trabajo asume la forma de valor. Lo que por supuesto, es numéricamente idéntico a la tasa de explotación. Los dos conceptos, tasa de explotación y tasa de plusvalía, pueden ser usados con frecuencia el uno en lugar del otro, pero es importante recordar que el primero es el concepto más general aplicable a todas las sociedades de explotación, mientras que el segundo sólo se aplica el capitalismo. La magnitud de la tasa de la plusvalía es directamente determinada por tres factores, la duración del día de trabajo, la cantidad de mercancías que entran en el salario real y la productividad del trabajo. El primero establece el tiempo total que debe dividirse entre el trabajo necesario y el trabajo excedente, y el segundo y tercero juntos determinan cuando de ese tiempo debe contarse como trabajo necesario. Cada uno de estos tres factores es por turno el punto focal de un complejo de fuerzas que debe ser analizado en el desarrollo ulterior de la teoría. La tasa de plusvalía puede elevarse ya sea por una extensión del día de trabajo o por una rebaja del salario real, o por un aumento de la productividad del trabajo, o bien, finalmente, por alguna combinación de las tres operaciones.
Es importante entender que la suposición de tasas iguales de la plusvalía se basa, en último análisis, en ciertas tendencias muy reales de la producción capitalista. Los obreros se trasladan de las zonas de salarios bajos a las de salarios más altos, y los productores procuran , servirse de los métodos técnicos más avanzados.
La composición orgánica del capital
La segunda proporción que se deriva de la fórmula c+v+p es una medida de la relación del capital constante con el capital variable, en el capital total usado en la producción. En lenguaje no técnico la composición orgánica del capital es una medida de la amplitud en que el trabajo es provisto de materiales instrumentos y maquinaria en el proceso productivo. Como en el caso de la tasa de la plusvalía, los factores que determinan la composición orgánica del capital en cualquier tiempo están sujetos a varias influencia causales. Ciertos aspectos importantes del problema serán examinados adelante. Por el momento sólo es necesario tomar nota de que la tasa de los salarios reales, la productividad del trabajo, el nivel común de la técnica y la amplitud de la acumulación de capital en el pasado, todo ello entra en la determinación de la composición orgánica del capital. Las suposiciones que hace Marx concernientes a la composición orgánica del capital serán consideradas en la sección siguiente, en relación con la tasa de la ganancia.
Para el capitalista la proporción crucial es la tasa de la ganancia , en otras palabras, la proporción de la plusvalía con respecto al desembolso total de capital. Es por lo tanto inevitable la conclusión de que en el mundo real de la producción capitalista, la ley del valor no ejerce un control directo. De ningún modo se justifica, sin embargo, el deducir de este hecho, como lo hacen invariablemente los críticos de Marx, que la teoría del valor debe ser desechada, buscándose una nueva base para analizar el funcionamiento del sistema capitalista.
Lecturas de Sweezy 2,5 y 6
Capítulo 2- El problema del valor cuantitativo
El capítulo comienza hablando del primer capítulo de "El Capital" que se titula "Las mercancías". El estudio de las mercancías es directamente relacionado al estudio de la relación económica del cambio. En una sociedad de producción de mercancías simple, se supone que cada productor produce cantidad mínimo de bienes. Luego, trueca una parte éstos para recibir otros bienes que utiliza para satisfacer una amplia gama de necesidades. Éste es el problema del cambio.
Marx estudió a los economistas clásicos como Adam Smith que planteó la relación que existe entre el cambio y la división del trabajo. La crítica que hace Sweezy a esta afirmación es que Smith no sabía entender la división del trabajo independientemente del cambio. Según Sweezy, el cambio existía antes del división de trabajo y fue su propulsor. Para Smith, la producción de mercancías es inherente al ser humano, y, por ende, también inherente a vida económica entre humanos. Por lo tanto, ciencia económica es igual a ciencia de la producción de mercancías. Bajo esta premisa, la economía política es exclusivamente cuantitativa.
Marx reconoce que la división del trabajo es necesaria para producir mercancías, pero no cree que eso signifique que la relación inversa tiene por qué existir. Utiliza el ejemplo de las comunidades indígenas para apoyar su argumentación; en estas comunidades había división de trabajo sin producción de mercancías. Marx discrepa fuertemente con Smith en tanto que no ve que la producción de mercancías sea inherente al ser humano ni a la vida económica. Es sólo una de las formas posibles de organizar una economía.
A través de Marx, Sweezy quita a la producción de mercancías su carácter natural para examinarla dentro de un contexto histórico-social mediante un análisis cualitativo. Eso es lo innovador del análisis marxista de esta cuestión: el hecho de que tenía en cuenta tanto lo cualitativo como lo cuantitativo. Sweezy se encarga en este capítulo de explicar ese primer factor.
Valor de uso
Marx afirmaba que toda mercancía tenía un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso está presente en la relación que hay entre el consumidor y el objeto que consume. Marx dejaba fuera este aspecto dado que no nos dice nada sobre las relaciones entre personas. Para él, la economía política debía centrarse exclusivamente en las categorías sociales. Sweezy cree que en lugar de excluir totalmente el valor de uso, hace falta acotarlo. Un análisis de la economía necesita reconocer que el valor de uso es imprescindible para la producción y un precursor al consumo.
Valor de cambio
Este segundo valor sí tiene importancia para Marx. Es indicativo de una relación social entre los que poseen las mercancías. Aunque parezca que cada productor trabaja de forma aislada, realmente los unos trabajan para los otros. Las mercancías son fruto del trabajo humano en una sociedad que se organiza a base de la división de trabajo. Si hablamos del valor de cambio, podemos hablar de una forma de intercambio contextualizada en un periodo histórico que se basa en la producción privada donde el trabajo se reparte entre los miembros de la sociedad.
Trabajo y valor
Es el trabajo lo que convierte una mercancía en una expresión de relaciones sociales. Tiene dos aspectos: uno relacionado con el valor de uso y el otro relacionado con el valor que tiene la mercancía producida. El trabajo que da a un producto un valor de uso, se le denomina trabajo útil. El trabajo útil no es la única fuente del valor de uso; también está implicada la naturaleza. (P.ej. Para hacer un chaquetón de cuero, hay que trabajar el cuero que viene del pellejo de un animal: naturaleza + trabajo).
Si quitáramos la utilidad al trabajo, nos quedaríamos simplemente con el gasto de fuerza humana de trabajo. El trabajo debe entenderse en el sentido abstracto dado que todos los humanos trabajan gastando energía con vistas a un objetivo fijo, produciendo valores de uso.
Trabajo abstracto
El trabajo abstracto tal como queda representado en el valor de las mercancías juega un papel importante en el pensamiento de Marx. Es un concepto que no se comprende fácilmente, y, por eso, Sweezy, lo analiza de forma detallada en este capítulo. Para Marx, el trabajo abstracto no tiene nada de metafísico ni irreal. "Abstracto" quiere decir que hablamos de un término "trabajo" que engloba toda clase de actividad humana productiva en sentido general. Marx no fue quien introdujo el concepto del trabajo abstracto en la economía político. Aparte de Benjamín Franklin, también lo contempló Smith hablando del trabajo en general, en lugar de “trabajo comercial”, “trabajo agrícola”, etc. De hecho, Marx reconocía que fue la escuela clásica la que definió la actividad productiva de forma abstracta, utilizando el trabajo abstracto para analizar las relaciones sociales.
El trabajo abstracto está en el núcleo del capitalismo. En la sociedad capitalista, el trabajo tiene más movilidad que en ninguna otra forma de sociedad anterior. Los trabajadores cambian de puesto con bastante frecuencia y los nuevos que entran en el mercado laboral son colocados en los puestos más bajos de la jerarquía. No obstante, estar en un puesto u otro no tiene tanta importancia como la voluntad de esta fuerza de trabajo en su conjunto y su nivel general de desarrollo. Esto nos dice cuánto una sociedad puede responder a sus necesidades mediante la producción.
La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor
Podríamos ver una mercancía y pensar que el artículo ha sido elaborado por un trabajador que realiza su labor aislado del resto de la sociedad. Sin embargo, también se puede ver como un producto cuya elaboración ha requerido una parte del total de la fuerza de trabajo en la sociedad. La teoría del valor tiene un aspecto cuantitativo en tanto que se puede medir las unidades de tiempo que han sido necesarias para producir una mercancía dada. La pregunta a responder es "¿cuánto trabajo ha hecho falta para hacer esta mercancía?"
Los conceptos "trabajo socialmente necesario" y "trabajo simple" se han utilizado para criticar la economía política de Marx . Estas críticas son de carácter cuantitativo y son examinados en otro capítulo.
El carácter fetichista de las mercancías
El análisis que se elabora busca la sustancia de las relaciones sociales. Las formas de organización social son esenciales para este estudio. Marx en su teoría sobre Fetichismo de la Mercancía, se percató de que, a la hora de analizar las mercancías y su producción, se cometía a menudo el error de confundir la forma con la sustancia. Este problema sólo podía subsanarse mediante análisis crítico. Por lo general, las mercancías terminan transformándose en productos útiles gracias a los individuos privados que se ponen a producirlos. El trabajo conjunto de la sociedad es la agregación del trabajo de todos estos individuos privados. El carácter social específico del trabajo solamente aparece en el acto de cambio de los productos. Por ende, las personas se relacionan no directamente sin a través de los productos que elaboran.
Esta situación no se empezó a dar hasta que el capitalismo estuvo relativamente avanzado. En este contexto, la producción de mercancías adquirió un desarrollo alto y una difusión amplia; eso ha llegado a materializar las relaciones sociales. La realidad es el "mercado" donde priman los precios y cantidades vendidos; los seres humanos pasamos a ser meros instrumentos. El proceso de producción "se independiza" de la persona. Después, acabamos viendo este proceso tal como podría ver los fenómenos naturales que se escapan de nuestro control como el tiempo o la puesta del sol.
A fin de cuentas, la sociedad se ha convertido en otra ciencia natural en el periodo del capitalismo. El dominio del proceso de producción tiene correlación con la teoría de la mano libre de Adam Smith,; es decir, la economía se regula sola.
Tal como pasa en las ciencias naturales, se piensa que con el capitalismo hemos llegado al máximo nivel de desarrollo económico. Siguiendo esta lógica, los sistemas anteriores se ven simplemente como versiones primitivas del capitalismo moderno. Valor, renta, salario, ganancia, etc. son considerados como componentes esenciales de la vida económica. Según Sweezy, los que piensan así hacen un análisis ahistórico que deja fuera aspectos como las diferencias en las formas sociales. La negación de la historia es el máximo exponente del Fetichismo. Nos encontramos envueltos en una mistificación completa del modo de producción capitalista. Convertimos condiciones sociales en cosas y confundimos las condiciones materiales de la producción con sus formas históricas y sociales.
Ricardo fue el que desarrolló al máximo la economía política clásica poniéndole la base para una comprensión racional de las relaciones que están en la base de la producción capitalista. Sin embargo, nunca fue más allá de una visión limitada. Los que eran afines a su pensamiento, por su parte, no se atrevieron a explorar estos aspectos. Desde aquel momento, Marx y otros críticos del orden social existente han sido los únicos que han pretendido continuar con el trabajar de Ricardo.
En realidad, la forma de producción de las mercancías sirve para ocultar el verdadero funcionamiento del capitalismo que divide a la población en clases. Opera bajo la ilusión de que tod@s estamos en un plano de igualdad puesto que tod@s somos vendedores y compradores de mercancías; da igual que hablemos de terratenientes, de empresarios o de trabajadores.
La mayoría aceptan el sistema considerando que las relaciones sociales son tal como aparecen ser en la superficie. A partir de ahí, se han elaborado una superestructura de leyes y principios éticos con los cuales se justifica el orden social existente y se regula la conducta de la población. El Fetichismo nos invita a relativizar la justicia y legalidad capitalistas para que contextualicemos, en sentido histórico, el capitalismo.
La producción de mercancías tiene afán de perdurar en el tiempo sin revelar las relaciones sociales que están en sus cimientos. Además, ha dado lugar a la actual economía entendida como ciencia que ha permitido que las fuerzas productivas hayan llegado a su máximo nivel de desarrollo. Entender la economía como ciencia es entender que respeta ciertas leyes de funcionamiento estables. Eso le da al individuo seguridad a la hora de planificar el futuro de su negocio con vistas a obtener un resultado óptimo.
Con eso, no se quiere decir que el sistema esté completamente trazado y racional. Se han racionalizado algunos procesos parciales mientras que el sistema en su conjunto está marcado por una irracionalidad que va en aumento. Se da una gran contradicción donde el individuo se encuentra en un sistema social que le da una formación para controlar su propio destino. Pero, a la vez, no se permite que éste/a vea el engranaje que hace funcionar este sistema.
Entender esto como parte esencial del Fetichismo es un paso esencial para poder comprender el análisis marxista del capitalismo.
Capitulo V
Para Sweezy, el concepto de “Reproducción Simple” hace referencia al capitalismo. La Reproducción Simple se fundamenta en el consumo. Para que el sistema capitalista se mantenga es necesario que los obreros consuman todo su salario y que los capitalistas hagan uso de toda su plusvalía en el consumo.
Paul Sweezy hace una división de la producción. Y la divide haciendo de la producción dos categorías diferenciadas: Por un lado los medios de producción y por otro los artículos de consumo. Es decir, la propiedad de los capitalistas y en segundo lugar los elementos a consumir por el proletariado.
Con el ingreso, el autor, hace una clasificación similar, es decir, la divide entre el capitalista y el proletariado. Por un lado, el capitalista tiene que gastar su ingreso (plusvalía) en medios de producción aunque el capitalista es libre de gastarlo pero debe gastarlo siempre que quiera mantener su posición. Mientras que el trabajador debe gastar su ingreso (salario) en los bienes de consumo, algo de lo que no es realmente libre, pues siempre estará obligado a consumir para satisfacer sus necesidades.
La acumulación (en términos marxistas) de capital es la base del desarrollo del sistema capitalista. El objetivo es incrementar el capital que un capitalista posee, al fin y al cabo, que su patrimonio sea mayor y/o valga más. Y esto debe ser un proceso de repetición para así incrementar cada vez más el valor de su capital.
El capital, al contrario que la fuerza de trabajo, se puede medir, es decir, tiene una magnitud y por ello es susceptible de ser valorado de una forma objetiva (desde una óptica capitalista). Por ello, entre los capitalistas, se diferencian por el valor de sus propiedades, de la misma forma que unos pájaros tienen más poder en la bandada por el color de sus plumas. Pero al contrario que los pájaros, los capitalistas, pueden variar su posición dentro de su escala de poder en función de si amplían su capital o en cambio, pierden capital.
El capitalista no debe cesar en su consumo con el objetivo de acumular, ya que debe aumentar su capital gracias a la plusvalía sin cesar de consumir. Es decir, el capitalista está obligado, en teoría, a mantener un equilibrio para no abstenerse ni de consumir ni de aumentar su riqueza.
Por otra parte, la fuerza de trabajo no es un “bien” que ningún capitalista pueda producir. En el capitalismo (siempre y cuando esté completamente desregulado), la oferta y la demanda es un mecanismo que no funciona en lo referido a la fuerza de trabajo.
Marx propone un “ejército de reserva del trabajo” o, lo que también llamó “población excedente relativa”. Esto consiste en un que los obreros desocupados ejercen presión constante para la bajada del salario.
Resumen Sweezy Capítulo VI:
Ley de la tendencia descendiente de la tasa de la ganancia:
Siguiendo esta fórmula: g=p´ (1-o)
Si suponemos que la tasa de la plusvalía (p´) es constante, la tasa de la ganancia (g) varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital (o). Si o sube g baja. Al existir una tendencia de o a subir debe existir una de g a caer.
Lo importante de esta ley según Marx es que demuestra que ciertos obstáculos internos se oponen al desarrollo indefinido de la producción capitalista. La tasa de la ganancia es la fuerza compulsoria de la producción capitalista por lo que solo se produce aquello que genera ganancias. Según Marx, a Ricardo le preocupa que la tasa de ganancia, principio estimulante del sistema capitalista, se pusiera en peligro por el desarrollo mismo de la producción. Se trata por ello de un modo histórico de producción y no un modo absoluto, limitado en el tiempo y la historia.
Marx enumera 6 causas contrarestantes que contrarrestan y anulan la ley general de la tasa descendiente de la ganancia reduciendo esta al nivel de tendencia:
- La primera tiene en cuenta el abaratamiento de los elementos del capital constante: el uso creciente de maquinaria eleva la productividad del trabajo disminuyendo el valor por unidad del capital constante. Es decir, un aumento de la composición orgánica del capital baja el valor constante (es su propio correctivo).
- La segunda se refiere al aumento de la intensidad de la explotación: La prolongación de la jornada de trabajo eleva la tasa de plusvalía aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar a la de trabajo necesario. Si se “acelera” y “estira” también, se eleva la tasa de la plusvalía haciendo entrar el trabajo necesario en un tiempo más corto y dejando así una mayor parte de la jornada de trabajo no alterada para el trabajo excedente. Todo ello eleva la tasa de la ganancia.
- La tercera habla de la depresión de los salarios más abajo de su valor: Reducir salarios cada vez que el capitalista puede.
- La cuarta trata de la sobrepoblación relativa: El aumento de la maquinaria deja libres a un cierto número de trabajadores creando, por así decir, un ejército de reserva. La existencia según Marx de trabajadores desocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital baja lo que deja una tasa de ganancia relativamente alta, lo que hace subir la tasa de ganancia general sumado a las viejas industrias. Este ejército también deprime mediante la competencia, con la fuerza de trabajo activa la tasa de salarios y eleva la tasa de plusvalía.
- La quinta explica el comercio exterior: Este permite adquirir materias primas y artículos necesarios para la vida de manera más barata que si se produjeran en el país. Ello aumenta también la tasa de la ganancia y la de plusvalía. Aunque no es parte esencial del análisis.
- La sexta y última se refiere a la forma de calcular la tasa de ganancia, a diferencia de las otras cinco que se clasifican según si su efecto es mantener baja la composición orgánica del capital o elevar la tasa de plusvalía.
Se ha visto que es correcto suponer una composición orgánica ascendiente del capital pero ¿se justifica al mismo tiempo una tasa constante de plusvalía?
Si la tasa de plusvalía permanece invariable significaría que hay una elevación de salarios reales proporcional al aumento de la productividad del trabajo. Pero si la productividad del trabajo se duplica, es decir, que en el mismo tiempo el trabajador produce dos veces lo que antes, una tasa de plusvalía inalterable significaría que el obrero trabaja la misma cantidad de tiempo para sí que para el capitalista. Es decir, su productividad acrecentada beneficia tanto al obrero como al capitalista.
Pero el análisis hasta ahora revela una tasa ascendente de la plusvalía. El efecto del ejército de reserva así lo revela, el capital constante mantiene una competencia con el trabajo actual y su demanda. No se sostiene pues un aumento de la productividad del trabajo con una tasa de plusvalía constante. Una productividad ascendente conlleva consigo un aumento de la tasa de la plusvalía (más máquinas, menos necesidad de trabajadores, mas plusvalía, disminuye el valor del trabajo).
Un ascenso en la composición orgánica del capital significa un aumento en la productividad del trabajo con lo cual un aumento de la plusvalía. Si suponemos que la composición orgánica del capital como la tasa de plusvalía son variables entonces la tasa de la ganancia será indeterminada. Todo lo que se puede decir es que la tasa de la ganancia baja si el porcentaje de aumento en la tasa de plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.
Los cambios en la tasa de la plusvalía son así causa contrarrestante.
Por otra parte existen otras fuerzas que pueden influir en la tasa de ganancia tanto para incrementarla como para incrementarla como para disminuirla. Dentro de las fuerzas que tienden a incrementarla cabe destacar las organizaciones de empresarios o patronales, la exportación de capital, la formación de monopolios, y la acción del estado en beneficio del capital. Entre las que hacen decrecer la tasa de ganancia están: sindicatos y la acción del estado en pro de los trabajadores.
Para los sindicatos un exceso de población activa es un obstáculo que impide a los trabajadores beneficiarse de las ventajas del desarrollo industrial. Para salvar este obstáculo los trabajadores se asocian en sindicatos. Por ello, los sindicatos, son el instrumento que los obreros utilizan para luchar por la mejora de sus condiciones y sus derechos laborales.
El estado puede actuar tanto en beneficio de los trabajadores como a favor del capital. Y esto lo hace, fundamentalmente, mediante la legislación que puede favorecer la disminución de las tasas de plusvalía y de ganancia e incrementando sus salarios. Y al capital, el Estado, puede ayudarlo también mediante legislación liberalizadora.
Las organizaciones patronales, son, al fin y al cabo, los organismos que utilizan los capitalistas para defender sus intereses. Y desde estos organismos luchan para luchar por sus intereses.
La exportación de capital sirve, fundamentalmente, para evitar que la acumulación no tenga un efecto depresivo sobre la tasa de ganancia, o que al menos ese efecto no sea tan acentuado.
Los monopolios son, al fin y al cabo, el triunfo de un capitalista sobre los demás. Esto provoca el incremento de la tasa de ganancia tanto del propio capitalista como general.
Existe una gran variedad de fuerzas que pueden afectar, de forma más o menos acentuada. Fuerzas, que, entre si, tienen una relación fundamental, el trabajo.
El capítulo comienza hablando del primer capítulo de "El Capital" que se titula "Las mercancías". El estudio de las mercancías es directamente relacionado al estudio de la relación económica del cambio. En una sociedad de producción de mercancías simple, se supone que cada productor produce cantidad mínimo de bienes. Luego, trueca una parte éstos para recibir otros bienes que utiliza para satisfacer una amplia gama de necesidades. Éste es el problema del cambio.
Marx estudió a los economistas clásicos como Adam Smith que planteó la relación que existe entre el cambio y la división del trabajo. La crítica que hace Sweezy a esta afirmación es que Smith no sabía entender la división del trabajo independientemente del cambio. Según Sweezy, el cambio existía antes del división de trabajo y fue su propulsor. Para Smith, la producción de mercancías es inherente al ser humano, y, por ende, también inherente a vida económica entre humanos. Por lo tanto, ciencia económica es igual a ciencia de la producción de mercancías. Bajo esta premisa, la economía política es exclusivamente cuantitativa.
Marx reconoce que la división del trabajo es necesaria para producir mercancías, pero no cree que eso signifique que la relación inversa tiene por qué existir. Utiliza el ejemplo de las comunidades indígenas para apoyar su argumentación; en estas comunidades había división de trabajo sin producción de mercancías. Marx discrepa fuertemente con Smith en tanto que no ve que la producción de mercancías sea inherente al ser humano ni a la vida económica. Es sólo una de las formas posibles de organizar una economía.
A través de Marx, Sweezy quita a la producción de mercancías su carácter natural para examinarla dentro de un contexto histórico-social mediante un análisis cualitativo. Eso es lo innovador del análisis marxista de esta cuestión: el hecho de que tenía en cuenta tanto lo cualitativo como lo cuantitativo. Sweezy se encarga en este capítulo de explicar ese primer factor.
Valor de uso
Marx afirmaba que toda mercancía tenía un valor de uso y un valor de cambio. El valor de uso está presente en la relación que hay entre el consumidor y el objeto que consume. Marx dejaba fuera este aspecto dado que no nos dice nada sobre las relaciones entre personas. Para él, la economía política debía centrarse exclusivamente en las categorías sociales. Sweezy cree que en lugar de excluir totalmente el valor de uso, hace falta acotarlo. Un análisis de la economía necesita reconocer que el valor de uso es imprescindible para la producción y un precursor al consumo.
Valor de cambio
Este segundo valor sí tiene importancia para Marx. Es indicativo de una relación social entre los que poseen las mercancías. Aunque parezca que cada productor trabaja de forma aislada, realmente los unos trabajan para los otros. Las mercancías son fruto del trabajo humano en una sociedad que se organiza a base de la división de trabajo. Si hablamos del valor de cambio, podemos hablar de una forma de intercambio contextualizada en un periodo histórico que se basa en la producción privada donde el trabajo se reparte entre los miembros de la sociedad.
Trabajo y valor
Es el trabajo lo que convierte una mercancía en una expresión de relaciones sociales. Tiene dos aspectos: uno relacionado con el valor de uso y el otro relacionado con el valor que tiene la mercancía producida. El trabajo que da a un producto un valor de uso, se le denomina trabajo útil. El trabajo útil no es la única fuente del valor de uso; también está implicada la naturaleza. (P.ej. Para hacer un chaquetón de cuero, hay que trabajar el cuero que viene del pellejo de un animal: naturaleza + trabajo).
Si quitáramos la utilidad al trabajo, nos quedaríamos simplemente con el gasto de fuerza humana de trabajo. El trabajo debe entenderse en el sentido abstracto dado que todos los humanos trabajan gastando energía con vistas a un objetivo fijo, produciendo valores de uso.
Trabajo abstracto
El trabajo abstracto tal como queda representado en el valor de las mercancías juega un papel importante en el pensamiento de Marx. Es un concepto que no se comprende fácilmente, y, por eso, Sweezy, lo analiza de forma detallada en este capítulo. Para Marx, el trabajo abstracto no tiene nada de metafísico ni irreal. "Abstracto" quiere decir que hablamos de un término "trabajo" que engloba toda clase de actividad humana productiva en sentido general. Marx no fue quien introdujo el concepto del trabajo abstracto en la economía político. Aparte de Benjamín Franklin, también lo contempló Smith hablando del trabajo en general, en lugar de “trabajo comercial”, “trabajo agrícola”, etc. De hecho, Marx reconocía que fue la escuela clásica la que definió la actividad productiva de forma abstracta, utilizando el trabajo abstracto para analizar las relaciones sociales.
El trabajo abstracto está en el núcleo del capitalismo. En la sociedad capitalista, el trabajo tiene más movilidad que en ninguna otra forma de sociedad anterior. Los trabajadores cambian de puesto con bastante frecuencia y los nuevos que entran en el mercado laboral son colocados en los puestos más bajos de la jerarquía. No obstante, estar en un puesto u otro no tiene tanta importancia como la voluntad de esta fuerza de trabajo en su conjunto y su nivel general de desarrollo. Esto nos dice cuánto una sociedad puede responder a sus necesidades mediante la producción.
La relación de lo cuantitativo con lo cualitativo en la teoría del valor
Podríamos ver una mercancía y pensar que el artículo ha sido elaborado por un trabajador que realiza su labor aislado del resto de la sociedad. Sin embargo, también se puede ver como un producto cuya elaboración ha requerido una parte del total de la fuerza de trabajo en la sociedad. La teoría del valor tiene un aspecto cuantitativo en tanto que se puede medir las unidades de tiempo que han sido necesarias para producir una mercancía dada. La pregunta a responder es "¿cuánto trabajo ha hecho falta para hacer esta mercancía?"
Los conceptos "trabajo socialmente necesario" y "trabajo simple" se han utilizado para criticar la economía política de Marx . Estas críticas son de carácter cuantitativo y son examinados en otro capítulo.
El carácter fetichista de las mercancías
El análisis que se elabora busca la sustancia de las relaciones sociales. Las formas de organización social son esenciales para este estudio. Marx en su teoría sobre Fetichismo de la Mercancía, se percató de que, a la hora de analizar las mercancías y su producción, se cometía a menudo el error de confundir la forma con la sustancia. Este problema sólo podía subsanarse mediante análisis crítico. Por lo general, las mercancías terminan transformándose en productos útiles gracias a los individuos privados que se ponen a producirlos. El trabajo conjunto de la sociedad es la agregación del trabajo de todos estos individuos privados. El carácter social específico del trabajo solamente aparece en el acto de cambio de los productos. Por ende, las personas se relacionan no directamente sin a través de los productos que elaboran.
Esta situación no se empezó a dar hasta que el capitalismo estuvo relativamente avanzado. En este contexto, la producción de mercancías adquirió un desarrollo alto y una difusión amplia; eso ha llegado a materializar las relaciones sociales. La realidad es el "mercado" donde priman los precios y cantidades vendidos; los seres humanos pasamos a ser meros instrumentos. El proceso de producción "se independiza" de la persona. Después, acabamos viendo este proceso tal como podría ver los fenómenos naturales que se escapan de nuestro control como el tiempo o la puesta del sol.
A fin de cuentas, la sociedad se ha convertido en otra ciencia natural en el periodo del capitalismo. El dominio del proceso de producción tiene correlación con la teoría de la mano libre de Adam Smith,; es decir, la economía se regula sola.
Tal como pasa en las ciencias naturales, se piensa que con el capitalismo hemos llegado al máximo nivel de desarrollo económico. Siguiendo esta lógica, los sistemas anteriores se ven simplemente como versiones primitivas del capitalismo moderno. Valor, renta, salario, ganancia, etc. son considerados como componentes esenciales de la vida económica. Según Sweezy, los que piensan así hacen un análisis ahistórico que deja fuera aspectos como las diferencias en las formas sociales. La negación de la historia es el máximo exponente del Fetichismo. Nos encontramos envueltos en una mistificación completa del modo de producción capitalista. Convertimos condiciones sociales en cosas y confundimos las condiciones materiales de la producción con sus formas históricas y sociales.
Ricardo fue el que desarrolló al máximo la economía política clásica poniéndole la base para una comprensión racional de las relaciones que están en la base de la producción capitalista. Sin embargo, nunca fue más allá de una visión limitada. Los que eran afines a su pensamiento, por su parte, no se atrevieron a explorar estos aspectos. Desde aquel momento, Marx y otros críticos del orden social existente han sido los únicos que han pretendido continuar con el trabajar de Ricardo.
En realidad, la forma de producción de las mercancías sirve para ocultar el verdadero funcionamiento del capitalismo que divide a la población en clases. Opera bajo la ilusión de que tod@s estamos en un plano de igualdad puesto que tod@s somos vendedores y compradores de mercancías; da igual que hablemos de terratenientes, de empresarios o de trabajadores.
La mayoría aceptan el sistema considerando que las relaciones sociales son tal como aparecen ser en la superficie. A partir de ahí, se han elaborado una superestructura de leyes y principios éticos con los cuales se justifica el orden social existente y se regula la conducta de la población. El Fetichismo nos invita a relativizar la justicia y legalidad capitalistas para que contextualicemos, en sentido histórico, el capitalismo.
La producción de mercancías tiene afán de perdurar en el tiempo sin revelar las relaciones sociales que están en sus cimientos. Además, ha dado lugar a la actual economía entendida como ciencia que ha permitido que las fuerzas productivas hayan llegado a su máximo nivel de desarrollo. Entender la economía como ciencia es entender que respeta ciertas leyes de funcionamiento estables. Eso le da al individuo seguridad a la hora de planificar el futuro de su negocio con vistas a obtener un resultado óptimo.
Con eso, no se quiere decir que el sistema esté completamente trazado y racional. Se han racionalizado algunos procesos parciales mientras que el sistema en su conjunto está marcado por una irracionalidad que va en aumento. Se da una gran contradicción donde el individuo se encuentra en un sistema social que le da una formación para controlar su propio destino. Pero, a la vez, no se permite que éste/a vea el engranaje que hace funcionar este sistema.
Entender esto como parte esencial del Fetichismo es un paso esencial para poder comprender el análisis marxista del capitalismo.
Capitulo V
Para Sweezy, el concepto de “Reproducción Simple” hace referencia al capitalismo. La Reproducción Simple se fundamenta en el consumo. Para que el sistema capitalista se mantenga es necesario que los obreros consuman todo su salario y que los capitalistas hagan uso de toda su plusvalía en el consumo.
Paul Sweezy hace una división de la producción. Y la divide haciendo de la producción dos categorías diferenciadas: Por un lado los medios de producción y por otro los artículos de consumo. Es decir, la propiedad de los capitalistas y en segundo lugar los elementos a consumir por el proletariado.
Con el ingreso, el autor, hace una clasificación similar, es decir, la divide entre el capitalista y el proletariado. Por un lado, el capitalista tiene que gastar su ingreso (plusvalía) en medios de producción aunque el capitalista es libre de gastarlo pero debe gastarlo siempre que quiera mantener su posición. Mientras que el trabajador debe gastar su ingreso (salario) en los bienes de consumo, algo de lo que no es realmente libre, pues siempre estará obligado a consumir para satisfacer sus necesidades.
La acumulación (en términos marxistas) de capital es la base del desarrollo del sistema capitalista. El objetivo es incrementar el capital que un capitalista posee, al fin y al cabo, que su patrimonio sea mayor y/o valga más. Y esto debe ser un proceso de repetición para así incrementar cada vez más el valor de su capital.
El capital, al contrario que la fuerza de trabajo, se puede medir, es decir, tiene una magnitud y por ello es susceptible de ser valorado de una forma objetiva (desde una óptica capitalista). Por ello, entre los capitalistas, se diferencian por el valor de sus propiedades, de la misma forma que unos pájaros tienen más poder en la bandada por el color de sus plumas. Pero al contrario que los pájaros, los capitalistas, pueden variar su posición dentro de su escala de poder en función de si amplían su capital o en cambio, pierden capital.
El capitalista no debe cesar en su consumo con el objetivo de acumular, ya que debe aumentar su capital gracias a la plusvalía sin cesar de consumir. Es decir, el capitalista está obligado, en teoría, a mantener un equilibrio para no abstenerse ni de consumir ni de aumentar su riqueza.
Por otra parte, la fuerza de trabajo no es un “bien” que ningún capitalista pueda producir. En el capitalismo (siempre y cuando esté completamente desregulado), la oferta y la demanda es un mecanismo que no funciona en lo referido a la fuerza de trabajo.
Marx propone un “ejército de reserva del trabajo” o, lo que también llamó “población excedente relativa”. Esto consiste en un que los obreros desocupados ejercen presión constante para la bajada del salario.
Resumen Sweezy Capítulo VI:
Ley de la tendencia descendiente de la tasa de la ganancia:
Siguiendo esta fórmula: g=p´ (1-o)
Si suponemos que la tasa de la plusvalía (p´) es constante, la tasa de la ganancia (g) varía en sentido inverso a la composición orgánica del capital (o). Si o sube g baja. Al existir una tendencia de o a subir debe existir una de g a caer.
Lo importante de esta ley según Marx es que demuestra que ciertos obstáculos internos se oponen al desarrollo indefinido de la producción capitalista. La tasa de la ganancia es la fuerza compulsoria de la producción capitalista por lo que solo se produce aquello que genera ganancias. Según Marx, a Ricardo le preocupa que la tasa de ganancia, principio estimulante del sistema capitalista, se pusiera en peligro por el desarrollo mismo de la producción. Se trata por ello de un modo histórico de producción y no un modo absoluto, limitado en el tiempo y la historia.
Marx enumera 6 causas contrarestantes que contrarrestan y anulan la ley general de la tasa descendiente de la ganancia reduciendo esta al nivel de tendencia:
- La primera tiene en cuenta el abaratamiento de los elementos del capital constante: el uso creciente de maquinaria eleva la productividad del trabajo disminuyendo el valor por unidad del capital constante. Es decir, un aumento de la composición orgánica del capital baja el valor constante (es su propio correctivo).
- La segunda se refiere al aumento de la intensidad de la explotación: La prolongación de la jornada de trabajo eleva la tasa de plusvalía aumentando la cantidad de trabajo excedente sin afectar a la de trabajo necesario. Si se “acelera” y “estira” también, se eleva la tasa de la plusvalía haciendo entrar el trabajo necesario en un tiempo más corto y dejando así una mayor parte de la jornada de trabajo no alterada para el trabajo excedente. Todo ello eleva la tasa de la ganancia.
- La tercera habla de la depresión de los salarios más abajo de su valor: Reducir salarios cada vez que el capitalista puede.
- La cuarta trata de la sobrepoblación relativa: El aumento de la maquinaria deja libres a un cierto número de trabajadores creando, por así decir, un ejército de reserva. La existencia según Marx de trabajadores desocupados conduce a la instalación de nuevas industrias con una composición orgánica del capital baja lo que deja una tasa de ganancia relativamente alta, lo que hace subir la tasa de ganancia general sumado a las viejas industrias. Este ejército también deprime mediante la competencia, con la fuerza de trabajo activa la tasa de salarios y eleva la tasa de plusvalía.
- La quinta explica el comercio exterior: Este permite adquirir materias primas y artículos necesarios para la vida de manera más barata que si se produjeran en el país. Ello aumenta también la tasa de la ganancia y la de plusvalía. Aunque no es parte esencial del análisis.
- La sexta y última se refiere a la forma de calcular la tasa de ganancia, a diferencia de las otras cinco que se clasifican según si su efecto es mantener baja la composición orgánica del capital o elevar la tasa de plusvalía.
Se ha visto que es correcto suponer una composición orgánica ascendiente del capital pero ¿se justifica al mismo tiempo una tasa constante de plusvalía?
Si la tasa de plusvalía permanece invariable significaría que hay una elevación de salarios reales proporcional al aumento de la productividad del trabajo. Pero si la productividad del trabajo se duplica, es decir, que en el mismo tiempo el trabajador produce dos veces lo que antes, una tasa de plusvalía inalterable significaría que el obrero trabaja la misma cantidad de tiempo para sí que para el capitalista. Es decir, su productividad acrecentada beneficia tanto al obrero como al capitalista.
Pero el análisis hasta ahora revela una tasa ascendente de la plusvalía. El efecto del ejército de reserva así lo revela, el capital constante mantiene una competencia con el trabajo actual y su demanda. No se sostiene pues un aumento de la productividad del trabajo con una tasa de plusvalía constante. Una productividad ascendente conlleva consigo un aumento de la tasa de la plusvalía (más máquinas, menos necesidad de trabajadores, mas plusvalía, disminuye el valor del trabajo).
Un ascenso en la composición orgánica del capital significa un aumento en la productividad del trabajo con lo cual un aumento de la plusvalía. Si suponemos que la composición orgánica del capital como la tasa de plusvalía son variables entonces la tasa de la ganancia será indeterminada. Todo lo que se puede decir es que la tasa de la ganancia baja si el porcentaje de aumento en la tasa de plusvalía es menor que el porcentaje de disminución en la proporción del capital variable con respecto al capital total.
Los cambios en la tasa de la plusvalía son así causa contrarrestante.
Por otra parte existen otras fuerzas que pueden influir en la tasa de ganancia tanto para incrementarla como para incrementarla como para disminuirla. Dentro de las fuerzas que tienden a incrementarla cabe destacar las organizaciones de empresarios o patronales, la exportación de capital, la formación de monopolios, y la acción del estado en beneficio del capital. Entre las que hacen decrecer la tasa de ganancia están: sindicatos y la acción del estado en pro de los trabajadores.
Para los sindicatos un exceso de población activa es un obstáculo que impide a los trabajadores beneficiarse de las ventajas del desarrollo industrial. Para salvar este obstáculo los trabajadores se asocian en sindicatos. Por ello, los sindicatos, son el instrumento que los obreros utilizan para luchar por la mejora de sus condiciones y sus derechos laborales.
El estado puede actuar tanto en beneficio de los trabajadores como a favor del capital. Y esto lo hace, fundamentalmente, mediante la legislación que puede favorecer la disminución de las tasas de plusvalía y de ganancia e incrementando sus salarios. Y al capital, el Estado, puede ayudarlo también mediante legislación liberalizadora.
Las organizaciones patronales, son, al fin y al cabo, los organismos que utilizan los capitalistas para defender sus intereses. Y desde estos organismos luchan para luchar por sus intereses.
La exportación de capital sirve, fundamentalmente, para evitar que la acumulación no tenga un efecto depresivo sobre la tasa de ganancia, o que al menos ese efecto no sea tan acentuado.
Los monopolios son, al fin y al cabo, el triunfo de un capitalista sobre los demás. Esto provoca el incremento de la tasa de ganancia tanto del propio capitalista como general.
Existe una gran variedad de fuerzas que pueden afectar, de forma más o menos acentuada. Fuerzas, que, entre si, tienen una relación fundamental, el trabajo.
Trabajo Grupal
Reflexiones sobre el trabajo grupal
Aunque hicimos bastantes reflexiones sobre el desarrollo del trabajo que Jorge, Yoan, Matilde, Andrés y yo hicimos colectivamente, me gustaría aprovechar esta oportunidad para hablar de algunos aspectos más:
Siempre hay cosas que l@s compañer@s que no forman parte del grupo no ven.
- Nuestra exposición se basó en un trabajo escrito que requirió una gran cantidad de preparación. Aparte de trabajar a lo largo del cuatrimestre, todo tenía que confluir en los últimos días. A nivel personal e individual, aunque había leído bastante y había hecho las entrevistas antes de las vacaciones de Invierno, di el "empujón" más fuerte durante los últimos aproximadamente nueve días antes de la exposición. Estos días, pasé largas horas, mirando páginas web, enciclopedias, artículos de revistas científicas y una tesis doctoral para poder escribir un capítulo medianamente decente.
- Me he quedado muy satisfecho con la forma de que se desarrolló el trabajo entre nosotr@s. Yoan, por ejemplo, era el coordinador (y animador) del trabajo. Cogió las riendas y nos recordó cuáles eran los plazos. Además fue uno de los primeros que terminó su capítulo. Si bien, tod@s teníamos ritmos distintos, supimos tener paciencia con los demás y entender que cada un@ tenía sus circunstancias personales y formas de trabajar. Esta diversidad se vio tanto en las fechas en que cada un@ de nosotr@s terminó su trabajo como en la perspectiva que cada un@ tenía con respecto al formato final del trabajo y cómo tenía que ser la exposición. Se nota que esto del trabajo en grupo no se nos da demasiado mal.
- Me siento muy afortunado de haber trabajado con personas tan responsables. Aunque tod@s éramos distint@s, nunca me preocupé de que alguien no fuera a hacer la parte del trabajo que le tocó. Me parecía que cada un@ era lo suficientemente seri@ como para hacer su parte con un mínimo de calidad antes de que se agotara el plazo establecido.
- La próxima vez que tenga la oportunidad de trabajar en grupo, lo haré con bastantes ganas. Claro es, intentaré trabajar con personas medianamente fiables, pero creo que esta experiencia me ha ayudado a ver lo mucho que un@ puede aprender cuando tiene un proyecto en común con los demás. Aprender a conjugar los verbos en "nosotros" enriquece, sin duda.
Aunque hicimos bastantes reflexiones sobre el desarrollo del trabajo que Jorge, Yoan, Matilde, Andrés y yo hicimos colectivamente, me gustaría aprovechar esta oportunidad para hablar de algunos aspectos más:
Siempre hay cosas que l@s compañer@s que no forman parte del grupo no ven.
- Nuestra exposición se basó en un trabajo escrito que requirió una gran cantidad de preparación. Aparte de trabajar a lo largo del cuatrimestre, todo tenía que confluir en los últimos días. A nivel personal e individual, aunque había leído bastante y había hecho las entrevistas antes de las vacaciones de Invierno, di el "empujón" más fuerte durante los últimos aproximadamente nueve días antes de la exposición. Estos días, pasé largas horas, mirando páginas web, enciclopedias, artículos de revistas científicas y una tesis doctoral para poder escribir un capítulo medianamente decente.
- Me he quedado muy satisfecho con la forma de que se desarrolló el trabajo entre nosotr@s. Yoan, por ejemplo, era el coordinador (y animador) del trabajo. Cogió las riendas y nos recordó cuáles eran los plazos. Además fue uno de los primeros que terminó su capítulo. Si bien, tod@s teníamos ritmos distintos, supimos tener paciencia con los demás y entender que cada un@ tenía sus circunstancias personales y formas de trabajar. Esta diversidad se vio tanto en las fechas en que cada un@ de nosotr@s terminó su trabajo como en la perspectiva que cada un@ tenía con respecto al formato final del trabajo y cómo tenía que ser la exposición. Se nota que esto del trabajo en grupo no se nos da demasiado mal.
- Me siento muy afortunado de haber trabajado con personas tan responsables. Aunque tod@s éramos distint@s, nunca me preocupé de que alguien no fuera a hacer la parte del trabajo que le tocó. Me parecía que cada un@ era lo suficientemente seri@ como para hacer su parte con un mínimo de calidad antes de que se agotara el plazo establecido.
- La próxima vez que tenga la oportunidad de trabajar en grupo, lo haré con bastantes ganas. Claro es, intentaré trabajar con personas medianamente fiables, pero creo que esta experiencia me ha ayudado a ver lo mucho que un@ puede aprender cuando tiene un proyecto en común con los demás. Aprender a conjugar los verbos en "nosotros" enriquece, sin duda.
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